¿Por qué debemos hablar del suicidio?

Hablar de la posibilidad del suicidio es un tema incómodo que toca aspectos muy profundos de nuestra propia visión de la vida. Igual que ocurre con otros temas delicados, por ejemplo la muerte de un ser querido, hablar sobre la idea de suicidio o el intento de suicidio es prácticamente un tabú.

En España se producen una media de 10 suicidios cada día. Sin embargo, excepto en fechas señaladas, poco sabemos sobre el impacto del suicidio en las noticias o medios de comunicación.

Comúnmente las personas se plantean que hablar sobre el suicidio sólo puede provocar que se extienda la idea de acabar con nuestra propia vida.  De acuerdo a esta premisa, son muchos los que evitan atender a la gravedad del suicidio, un problema que afecta de tal manera a nuestra población que supone la primera causa de muerte externa.

Esto puede suponer, para aquellos que se plantean suicidarse una barrera a la hora de expresarse y buscar ayuda ¿Con quién puedo hablar sobre esta idea? ¿A quién pido ayuda? ¿Van a pensar que estoy loco?

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¿Por qué debemos hablar del suicidio?

Te mostramos varios para mostrarte por qué es bueno hablar del suicidio con esa persona que tiene pensamientos suicidas.

1. Normalizar las ideas suicidas

Tal como nos muestran los datos, el suicidio es más común de lo que podríamos esperar. Sin embargo, la falta de acceso a esta información provoca que cuando nos encontramos con una situación de suicidio lo etiquetemos como algo extraordinario. Se extiende entonces la idea de que el suicidio se relaciona con personas muy específicas y casos muy concretos dentro de  la sociedad: “Estaba loco y no tenía familia” “No era una persona normal”.

Sin embargo, los pensamientos relacionados con el suicidio, y los intentos de llevarlo a cabo, así como los casos en los que se acaba con la propia vida, están presentes en todos los estratos de nuestra sociedad independientemente de la edad, género u otras características.

Por ello, es importante normalizar estos hechos y no estigmatizar a aquellos que alguna vez han podido pensar en ello o intentar suicidarse. Este problema, al igual que muchos otros, puede afectar a cualquiera y el primer paso para evitarlos es promulgar un ambiente en el que se pueda hablar sobre ello y donde las personas sientan que pueden pedir ayuda sin ser etiquetados de manera negativa.

2. Entender por qué nos sentimos así

Una vez disponemos del espacio para hablar sobre el suicidio y lo hacemos sin juzgar de manera precipitada las razones;  podemos investigar, debatir y reflexionar sobre porque el suicidio y las ideas sobre ello afectan a tantas personas.

Para entender mejor cómo se desarrolla la idea de suicidarse y porque las personas podemos llegar a intentarlo debemos primero plantearnos que la idea no surge de manera repentina en la mayoría de ocasiones.

Todos hemos podido sentir o experimentar ante ciertos problemas vitales que nuestras capacidades y habilidades para afrontar las situaciones se ven desbordadas. En algunos casos, el malestar puede ser tan profundo que surge la idea de desaparecer y huir del problema, tal como refleja la frase “trágame tierra”. En relación a este deseo muchas personas pueden tener los siguientes  pensamientos cuando sus esperanzas de avanzar y superar las circunstancias son nulas:

No tiene sentido mi existencia

Si me muriese ahora no pasaría nada

Si me quitase de en medio nadie sufriría por mí

He causado demasiados problemas, si desaparezco será mejor para ellos.

Quizás tú mismo has podido pensar en estos términos cuando los problemas te han afectado de manera profunda. Estas ideas pueden ser los primeros indicios que desencadenen en la necesidad o deseo de suicidarse como forma de aliviar el malestar y abandonar una vida en la que los problemas son abrumadores y sin aparente solución.

Si partimos desde esta perspectiva sobre el suicidio podemos entender que en la mayoría de ocasiones las personas acaban con su vida tras un largo periodo de sufrimiento, algo con lo que todos en menor o mayor medida podemos vernos relacionados: al afrontar una deuda económica, la pérdida de un familiar, un largo y profundo periodo de depresión…

3. Detectar un posible intento de suicidio

Al normalizar y entender el suicidio propiciamos que aquellos que alguna vez han podido plantearse suicidarse o simplemente desaparecer se apoyen en otros y demanden la ayuda necesaria.

Si pudiéramos conocer de manera sencilla y sin juicios precipitados, las historias de las personas que intentan o logran suicidarse podríamos identificar señales y patrones parecidos en aquellas personas que forman parte fundamental de nuestra vida.

Imaginemos por un momento como seria no disponer de la información necesaria sobre los síntomas del cáncer de mama (u otras enfermedades). Si careciéramos de esa información las mujeres no se plantearían la necesidad de atender a los cambios en su cuerpo, realizar exploraciones o acudir a pruebas diagnósticas. En definitiva, gracias a que conocemos los principales síntomas del cáncer de mama muchas mujeres prestan atención y reciben la ayuda necesaria.

Por todo esto, hablar y reflexionar sobre el suicidio no es contraproducente, sino que puede ayudar a detectar los primeros indicios y pedir ayuda adecuada para que esta causa de muerte no genere el impacto tan profundo y negativo que hoy genera en nuestra sociedad.

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