Comúnmente asociamos el concepto de adicción con las sustancias nocivas para la salud que generan una alta dependencia en su consumo, aunque esto suponga el deterioro personal. Aparecen ante nosotros imágenes relacionadas con el consumo de cocaína o personas deterioradas por la dependencia al alcohol.
Estas características no solo se encuentran en el abuso de sustancias. También existen determinados actos que se repiten de forma descontrolada a pesar de las consecuencias negativas. Por lo tanto, cuando hablamos de adicciones podemos referirnos a: Adicciones con sustancia y Adicciones del comportamiento.
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Normalmente entendemos que los problemas de adicciones comportamentales como al juego, a los videojuegos o a las redes sociales no corresponden al mismo patrón que suponen las adicciones a sustancias.
Existe aún la idea de que el jugador patológico o el adicto al sexo son personas “viciosas”. Se les atribuye unas características de personalidad negativas para nuestra sociedad. Igualmente, se puede llegar a restar valor al sufrimiento del adolescente cuando se le prohíben las redes sociales.
¿Por qué comienzan los problemas de adicción?
Los problemas de adicción puede desarrollarse ante cualquier comportamiento que suponga placer o lleve consigo asociado algún tipo de consecuencia positiva. A nivel biológico los comportamientos que generan adicción, activan la segregación de dopamina. Esta neurotransmisor se relaciona con las sensaciones gratificantes en la persona.
Por otro lado, a nivel social podemos ver otro tipo de consecuencias que tienen un alto valor positivo. Nuestros amigos nos felicitan y comparten ese placer entre otras cosas. De la misma forma un “Me gusta” en Instagram o estrenar un jersey nos provoca un subidón de placer. Si analizamos cada acción dentro de la sociedad, encontramos que prácticamente nada a nuestro alrededor tiene un valor neutro.
El dinero, la ropa, las fotos en las redes sociales, el alcohol o el tabaco se asocian de alguna forma con valores y consecuencias positivas.
¿Cuándo es un problema de adicción?
Algunos estaréis pensando “yo alguna vez he hecho algunas de las cosas que se mencionan y sin embargo, no soy adicto a ellas”. Es cierto que no todas las personas responden a los actos mencionados “enganchándose”.
Desde una perspectiva más amplia y técnica, los problemas de adicción son:
Se denomina adicción a toda aquella conducta que supone la pérdida de control o voluntad sobre su ejecución, aunque su mantenimiento prolongado supone problemas a nivel social, laboral o personal generando un gran sufrimiento.
Como todos los problemas psicológicos debemos atender a cada persona de forma individualizada. Las propias características de esta persona y su historia personal nos van a permitir entender porque se mantiene la conducta. La investigación científica señala algunas de las características o razones para que el comportamiento adictivo se perpetúe a lo largo del tiempo:
- Falta de autocontrol.
- Impulsividad.
- Baja tolerancia a las emociones o situaciones negativas.
- Estado de ánimo inestable.
Un caso de adicción: Juan
Que un comportamiento se vuelva un problema de adicción no solo depende de la sustancia o el tipo de acción. Podemos ver que entran otros factores en la ecuación. Por poner un ejemplo específico:
Juan comenzó a realizar apuestas deportivas con algunos amigos hace 5 años. La primera vez que ganó se sintió eufórico. Recuerda que con el dinero se compró algunos caprichos, invitó a sus amigos… Decidió empezar a repetir estas apuestas lleno de esperanza a pesar de que la mayoría de veces no conseguía beneficio. Con el paso del tiempo las ganancias, aunque no superaban las pérdidas, suponían sentirse más contento consigo mismo. Asumió que él dominaba las apuestas y podía predecir los resultados. Se había propuesto dejar de jugar cada vez que perdía, pero seguía apostando aún más fuerte llegando a perder el control. Encontraba en el juego una válvula de escape momentánea que cuando ganaba le generaba sensaciones muy positivas.
¿Cuándo buscar ayuda por una adicción?
Las adicciones colocan a la persona en un círculo que se retroalimenta continuamente. El propio comportamiento adictivo, como jugar o consumir cannabis supone una válvula de escape del sufrimiento que genera la adicción y las circunstancias de cada persona. En cada caso encontraremos serias consecuencias negativas del problema adictivo: deudas económicas, deterioro físico, pérdida de relaciones, sufrimiento, etc.
Cuando observamos que los intentos de dejar la adicción no son fructíferos debemos plantearnos solicitar ayuda especializada. Si bien la motivación para dejar la adicción es alta, las herramientas y habilidades necesarias pueden ser insuficientes o inexistentes. La terapia psicológica ofrece una oportunidad de aprendizaje y superación personal para conseguir superar la adicción y recuperar nuestra vida.